Mi derecho de quejarme.
Hace uno cuantos años atrás la
posibilidad de manifestar tu punto de vista e un espacio público y abierto era
prácticamente imposible a menos que, poseyeras un periódico, trabajaras en una
televisora o radiodifusora, en su defecto pagaras un espacio publicitario; cosa
que saldría extremadamente caro.
Sin embargo en plena era de la
información y las tecnologías tenemos una gran gama de posibilidades para
expresar de manera masiva nuestros puntos de vista, podemos crear un blog, abrir
cuentas en redes sociales, en fin
muchísimas posibilidades por las cuales además de esparcirnos también podemos
expresarnos. Esto último se ha venido gestando durante los últimos meses,
gracias a las próximas elecciones presidenciales del primero de julio en
México.
No estoy en contra del ejercicio
de la democracia ni mucho menos de la información en los medios, y ya ni qué
decir del básico derecho a la libre expresión, pero seamos honestos: de verdad
es cansado y hasta cierto punto irritante el estar leyendo, escuchando y estar
retacado de tantas opiniones acerca de los
debates de los candidatos a la presidencia tanto en los medios
convencionales como en las redes sociales.
Y es que, resulta ser a veces cansado de leer comentarios que a más de
ser objetivos solo se dedican a levantar imputaciones (mayormente carentes de
sustento) hacia tal o cual candidato; pero lo más preocupante es leer la
intolerancia de muchos usuarios de la red social Facebook que sin argumentos
válidos se dedican a insultar a quienes piensan distinto.
En lo personal he tratado de
mantenerme al margen de las opiniones,
es decir, leo pero no opino abiertamente; puede que sea una autocensura (siendo
está a veces el peor tipo de censura), evitando acrecentar las acaloradas
polémicas que se generan en torno a éste tema, ya que pareciera que tocar las
fibras sensibles de Política, religión e incluso Futbol levanta pasiones y
acalora discusiones. Quienes opinan y publican sobre estos temas generalmente y
conforme va creciendo el hilo de
comentarios van tornando las pláticas más y más agresivas, llegando incluso a
meterse en cuestiones y ataques personales en donde todos creen tener la verdad
absoluta y las pruebas necesarias para adjudicarse la verdad.
Durante la veda electoral nos tuvimos
que soplar todos los spots de la FEPADE, en todas las televisoras y en todos
los horarios; posteriormente comenzaron los spots de los candidatos a la
presidencia como bombardeo masivo y por si no fuera suficiente ¡comienzan los
spots de los partidos en contra de otros partidos! Perdónenme pero en lo
personal se me hace exagerado e innecesario tantísima paja en los medios y para
rematarla abres tu cuenta de Facebook y la gente opina al por mayor y de manera
instantánea sobre los candidatos llegando al punto de crear un
hartazgo entre muchos de nosotros que al ver publicaciones o crítica en favor (o en contra) de alguno de los
candidatos no podemos evitar dar nuestra opinión.
Debo destacar y rescatar que este
tipo de ejercicios han servido para el bien de la tan utópica y anhelada
democracia, así como para la libertad de expresión, sin embargo considero que
se está dejando de lado uno de los principales ejercicios que van de la mano
con los dos anteriores: la tolerancia.
Les invito a que hagamos crítica
con propuesta, que toleremos, seamos objetivos y congruentes con lo que
publicamos, nos informemos y tomemos partido o una decisión al final, pero
sobre todo respetar y despertar.
M.M.
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