jueves, 14 de junio de 2012


CARPE DIEM

En incontables ocasiones he escuchado y visto publicaciones que dicen: “ya quiero que sea viernes”, “ojalá y ya fuera de noche”, “no puedo esperar a que sean vacaciones”, “falta poco para salir de la escuela o trabajo”, etc… Todas, expresiones que añoran un futuro ya sea cercano o lejano. Y es comprensible, a veces planeamos algún evento importante con mucha anticipación.

Sin embargo,... cuando esta añoranza se vuelve una constante, entonces estamos dejando pasar nuestra vida. Estamos dejando de vivir el presente y éste debiera ser lo más importante en el momento. Es realmente difícil aceptar que todo existe en el presente momentáneo.

¿Alguna vez se han preguntado por qué los niños disfrutan tanto de jugar y ríen en todo momento? Simplemente porque su percepción de tiempo es el AQUÍ y el AHORA. A ellos no les importa qué sucederá dentro de una hora, un día o un mes.

Asimismo, el pasado existe e importa tan sólo como parte de la realidad presente; las cosas y los recuerdos en que pensamos pertenecen al pasado. La idea del pasado es útil algunas veces, pero al mismo tiempo no debemos perder de vista que es simplemente una idea, una fantasía que tenemos ahora.

Nuestra idea del futuro es también una ficción irreal, aunque algunas veces de utilidad, cuando lo asumimos como un ensayo y sólo como eso. Tanto nuestra idea del futuro como nuestra concepción del pasado se basan en nuestra comprensión del presente. El pasado y el futuro son nuestras concepciones acerca de lo que precedió al momento presente y lo que presagiamos que seguirá a lo actual. Y todo este adivinar ocurre AHORA.

El AHORA es el presente, aquello de lo que nos damos cuenta. Sin importar que estemos recordando o anticipando, lo estamos haciendo ahora. El pasado ya fue, el futuro aún no llega. Es imposible que nada exista excepto el presente.

Por ejemplo: Si colocamos un disco análogo en el tocadiscos, el sonido aparece sólo cuando el disco y la aguja hacen contacto. No antes... ni después. Si pudiéramos borrar el pasado inmediato o la anticipación de lo que vendrá de inmediato, sería muy difícil entender la música del disco que estamos escuchando. Pero si borramos el ahora, entonces no hay nada; de modo que no importa si estamos recordando o anticipando, de todas maneras lo hacemos en el momento.

Es por esto, amigos míos, que yo los invito a vivir el presente: el AQUÍ y el AHORA. Es difícil, repito, pero debemos darnos cuenta que la vida se nos puede ir en cualquier momento y cuando menos lo esperamos. El añorar el futuro no lo hace llegar más pronto… sólo nos distrae de vivir el presente.

Es cuanto.

Por Jorge Villaseñor

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