Al Aire Libre

Mi tesoro

Quiero compartir con ustedes un tesoro que tengo desde pequeña, es un tesoro que se me heredo por maña mas que genética ya que viene de una costumbre tan peculiar que siempre me llamó la atención sobre mi abuelo. Vicente Lara, siempre fue un hombre reservado, tranquilo y muy solitario, pues vivió una vida de campo, se la pasaba en sus tierras sembrando o cuidando sus animales. Creo que para él, esto era algo muy natural o tal vez al igual que yo, fue heredero del tesoro más lindo del mundo literalmente. Parecía un chiquillo, siempre que se veían las nubes negras, empezaba a tronar el cielo o simplemente saliendo de casa, le daba un vistazo al cielo. Me dejaba una sonrisa en el rostro cuando iba llover porque salía como niño chiquito a ver el cielo, lo veía como si le fuera a contar un secreto y así se podía pasar horas viéndolo hasta que por fin soltaba el cielo las primeras gotas y entonces se metía para sólo quedarse dormido y en casos extremos, si la lluvia era muy fuerte, se quedaba despierto como si algo fuera a pasar. Recuerdo también verlo en muchas ocasiones, sentado en un banco afuera de su corral viendo el cielo y nunca entendí porque ni me dio curiosidad en ese momento, ya que mi mirada siempre estaba perdida en él. Ahora que estoy más consiente de mis alrededores, es como si me hubiera implantado esa curiosidad y ahora veo lo que seguramente él veía. Me puedo perder horas viendo los colores que pinta la luz del sol o como el viento dibuja con las nubes, es para mí, la herencia más linda que me pudo a ver dejado mi abuelo y ahora puedo plasmar esos recuerdos que son visiones mías ahora. Tengo un profundo sentimiento sobre el cielo, creo que es de las pocas cosas buenas en este mundo que todos como humanidad tenemos en común. Parece ser que es lo único que nos conecta o lo único que podemos compartir afuera de todo lo malo ¿y cómo no? Si al buscar esperanza hoy, antes y desde siglos atrás siento que como reacción, nuestra naturaleza ha sido siempre buscarla en un solo lugar.